En el vídeo se puede observar cómo los corzos asustan a las personas que están en el interior del taller y salen disparados a la calle
No es habitual ver en las calles de la capital aragonesa a animales más propios del campo que de un entramado urbano e incluso rural. Sin embargo, en los últimos años, la lista de animales que han asustado o sorprendido en las calles de la capital aragonesa se ha incrementado.
A los jabalíes y los zorros podemos añadir uno más: el corzo, que hizo acto de presencia en el barrio de Garrapinillos. Este animal se encuentra en plena expansión por la península Ibérica, viviendo tanto en amplias praderas como en bosques cerrados.
Pese a que se puede considerar como una especie solitaria, pueden aproximarse a zonas habitadas, sobre todo si existen praderas, cultivos o acequias en estos puntos, lo que podría explicar su visita al barrio zaragozano.
Así fue la entrada y salida de los corzos al taller de Garrapinillos
Eva Karlsson, que estaba realizando una entrevista en el interior del local, nos ha contado qué es lo que ocurrió. Todo transcurría con normalidad hasta que vieron entrar a los animales al establecimiento.
«Vinieron hacia nosotros. Al principio pensábamos que eran perros callejeros, ya que entraron al taller sin problemas por una de las puertas. Luego, corrieron directos al baño y, cuando salieron del taller, nos dimos cuenta de que no eran perros», señala Karlsson, que promociona a Aragón en los países escandinavos.
Se trataba realmente de corzos, que podrían haber llegado de los campos de alrededor del barrio rural de Garrapinillos, donde está situado el taller al que entraron los mamíferos. Lo habitual es verlos por el campo, aunque no se acercan a las personas ni mucho menos llegan a entrar en el núcleo a plena luz del día.
En el vídeo adjunto abajo se puede observar la salida de los animales del baño y que cada uno sale por una puerta distinta entre las motos que en esos momentos se sitúan en el taller que se encuentra en la calle Barón de la Linde.
Una vez fuera del local, en la vía pública, cada corzo va hacia un lado diferente mientras la circulación de vehículos sigue por la calle. Uno se dirige por la peatonal calle Zaragoza, hacia las afueras, mientras que otro sigue calle abajo hacia la residencia de ancianos. Anteriormente, se habían escondido en el cajero de IberCaja visible también en el vídeo.