Noches tropicales en verano: ¿qué son y cuándo se producen?

Estas son las temperaturas de una noche tropical y ecuatorial, además de los consejos para dormir lo mejor posible

Es frecuente ver en los medios de comunicación algunos términos meteorológicos que se repiten cada vez más. Uno de ellos, el de la noche tropical, es uno de los clásicos durante los meses de verano, especialmente cuando se produce un episodio u ola de calor.

Una noche tropical se produce cuando la temperatura mínima no baja de los 20 grados durante la noche. Normalmente, las temperaturas más bajas de la jornada, durante el verano, se producen unos minutos antes del amanecer, mientras que las máximas son a media tarde tras la insolación.

La humedad ambiental puede intensificar la sensación térmica durante estas noches, especialmente cuando sopla viento o brisa marítima. En el caso de nuestra ciudad, este viendo puede ser el bochorno nocturno, cuando nos llegan rachas de viento procedentes del este o sureste.

¿Cuántas noches de este tipo registra la ciudad de Zaragoza?

En la ciudad de Zaragoza, la media de estas noches de 17 al año. Sin embargo, en los últimos años, estas jornadas han llegado a duplicar la media, destacando el año 2003 cuando registramos a orillas del Ebro hasta 45 noches de difícil dormir, el récord hasta la fecha. No obstante, en zonas costeras, este tipo de noches alcanzan las 90 y, en el caso de la isla del Hierro, en Canarias, suelen superar las 125 noches anuales por encima de esta temperatura.

De momento, la estación oficial del Aeropuerto de Zaragoza no ha registrado ninguna mínima por encima de los 25 grados, la cual estaría considerada no como noche tropical, sino ecuatorial. Eso sí, una «noche tórrida», como estamos acostumbrados a leer o escuchar en los medios, se da cuando el mercurio oscila entre los 20 y 25 grados.

Hasta el momento, la temperatura mínima más elevada en la capital aragonesa, según la AEMET, estaría en los 24,7 grados registrada el pasado 14 de junio de 2009. En estos casos, hay que tener en cuenta que por culpa de la isla de calor, los barrios más cercanos al centro de la ciudad suelen registrar temperaturas más elevadas.

¿Cuál es la mejor temperatura para poder conciliar el sueño?

Los expertos aseguran que la mejor temperatura para dormir bien va de los 18 a los 21 grados. Eso sí, debemos tener en cuenta que es un registro del interior de nuestra habitación, no de la calle, puesto que en algunos casos, sobre todo en el verano, la vivienda suele registrar una temperatura más alta tras un día o varios de mucho calor diurno.

Es normal que, en noches tropicales, nos cueste más conciliar el sueño. Al acostarnos, si no es con la ayuda de un ventilador o el aire acondicionado, no es imposible coger el sueño. Damos vueltas en la cama, buscamos el lado más frío de la almohada y hasta nos duchamos en mitad de la noche para mitigar los efectos de las elevadas temperaturas. El insomnio ambiental puede ser perjudicial para nuestra salud, sobre todo en el caso de que este se prolongue varias jornadas.

Consejos para dormir bien en una noche calurosa

Para poder conciliar el sueño en una noche tropical, debemos tener en cuenta que no solo hay que preocuparse del calor en el interior de la vivienda por la noche, sino también durante el día. Así, durante el día, hay que evitar que entre calor al hogar, por lo que se deben cerrar todas las ventajas y bajar las persianas para evitar que la temperatura del exterior entre al interior del hogar.

Asimismo, se debe abrir para ventilar la vivienda cuando la temperatura del exterior de la calle sea igual o más baja que la que registremos en el interior de la casa. Para poder conocer la temperatura, podemos comprar un termómetro barato en cualquier hipermercado o por Internet y colocarlo en cualquier lugar de la casa. Para el exterior bastará con conocer la temperatura de nuestra zona a través de aplicaciones.

Se recomienda, por otro lado, utilizar sábanas de algodón, ya que nos ayudarán a mantenernos más frescos y transpirar mejor. Si se desea, podemos meter las sábanas un rato en el congelador para notar el frescor al acostarnos. De igual forma, meter los pies en agua fría es una opción muy recomendada, ya que esto hará que la sangre se enfríe y viaje por tu cuerpo refrescándote.

Por último, recuerda que muchas veces una ducha completamente fría no es la solución. Lo mejor es que nos refresquemos con agua tibia, que no se encuentre a más de 20 grados de temperatura, puesto que nos pueden dar calambres.