Los usuarios se quejan continuamente en redes sociales de peores frecuencias, problemas en la climatización o de mantenimiento de los autobuses urbanos
Sábado, 20:30 horas, centro de la ciudad. Un autobús de la línea 22 llega a la parada de plaza de España tras una espera de 30 minutos en la marquesina. Del vehículo descienden una docena de viajeros, sudando, alertando a los viajeros que van a subir dirección Las Fuentes: «ni se os ocurra meteros en esa sauna. No tiene aire acondicionado», dice un matrimonio.
Los viajeros, tras la larga espera, hacen caso omiso y suben al autobús. «¿Cómo vamos a llegar a casa, si al 30 le quedan 15 minutos, y el siguiente 22 pasa en 30? El aire acondicionado es lo de menos», relata una de las usuarias, que comenta que esta espera es cada vez más frecuente. De hecho, apunta a que tenía más suerte durante la huelga de autobuses.
Son solo varios testimonios y de una única línea de la capital aragonesa, pero que durante estas jornadas se extienden a miles de ciudadanos y a prácticamente todas las líneas de Zaragoza. El mal funcionamiento del servicio por autobús de la ciudad está exasperando a los usuarios como nunca, a lo que hay que añadir las largas esperas en las paradas cuando el termómetro supera los 40 grados de temperatura.
Asimismo, los recortes de verano (lógicos, desde el punto de vista de la reducción de la demanda y el cuadro vacacional de los conductores) no hacen más que empeorar las cosas, con esperas que superan los 20 minutos en líneas «troncales» como la 33 o 35. ¿Qué está pasando en la red de transporte de la ciudad?
La falta de mantenimiento y el calor, principales responsables de las largas esperas
Varios conductores, cada vez que son preguntados mientras circulan por la ciudad, comentan lo mismo: el calor incrementa los problemas en la flota, ya que además del propio rodaje de autobuses se enciende el aire acondicionado, por lo que los coches están asumiendo mucho esfuerzo. No obstante, la mayoría de ellos señalan estar expuestos a una gran presión en cuanto a tiempos de recorrido, que ven «inviables» en la mayoría de líneas.
La falta de personal de mantenimiento y la escasez del mismo podrían ser los causantes de los problemas que arrastra la flota, que en las jornadas pasadas ha acumulado hasta 25 conductores en las cocheras sin poder trabajar por falta de vehículos. Este último hecho provoca que las esperas se multipliquen en las paradas, especialmente en las líneas con vehículos asignados más antiguos.
Por otro lado, el envejecimiento de los autobuses, que en algunos casos alcanza los 18 años, causan cada vez más problemas. El Ayuntamiento modificó el contrato con la concesionaria, permitiendo la circulación de vehículos que superaban los 16 años, pese a que los conductores señalan que estos vehículos son un «suplicio» para conducir. En este caso, el consistorio señaló que tomaba esta decisión por los problemas de suministro de piezas, que afectan a las compañías carroceras de autobuses, y hasta que llegaran suficientes buses eléctricos.
Desde la empresa aseguran estar «volcados» en evitar este tipo incidentes y que revisan todos los problemas, «uno a uno». Comentan que han redoblado los esfuerzos, sobre todo en jornadas donde el calor es extremo.
Las quejas en redes sociales, en aumento
Solo hay que echar un vistazo a la red social Twitter para comprobar las quejas continuas y diarias de los usuarios, que relatan algunas situaciones de verdadero peligro para los que montan en el autobús y el resto de usuarios de la vía pública.
Y ya no solo por el incendio de vehículos, como el de hace unas horas de la estación Delicias (línea 34), sino también por autobuses que circulan sin aire acondicionado y por conductores que han sufrido problemas de salud mientras conducen el autobús.
No obstante, la mayoría son de viajeros que están hartos del actual servicio. Por ejemplo, con quejas sobre la circulación de la nocturna N1, que no circuló por avería del bus; con más problemas de un bus a Puerto Venecia repleto de personas y a una gran temperatura, obligando a seguir en ruta; con buses eléctricos que se quedan sin batería a mitad de camino o, por otro lado, con vehículos que desprenden olor a quemado o registran ruidos extraños mientras circulan.
Y ayer se averió el único autobús que prestaba servicio en el N1, dejando sin servicio de autobús nocturno a La Jota y a Vadorrey, y a otros barrios dependiendo del N7 cuya frecuencia es 90 min.
— Diego Tartaj Ascaso (@VMP_enfadado) July 17, 2023
Los carteles anónimos de las marquesinas
Estos días atrás, aunque algunos han sido retirados, se han colgado en las marquesinas de la ciudad unos carteles anónimos en los que se «informa» a la ciudadanía de los problemas que registra la concesión del transporte urbano de la capital, ahora en manos de Avanza Zaragoza.
En las misivas, colocadas junto al plano de las paradas, se asegura que que hasta un 12 % de la plantilla se encuentra de baja por Incapacidad Temporal, con cuadros de ansiedad, depresión y por vértebras lesionadas.
Asimismo, denuncia que algunos conductores realizan hasta 12 horas al día de conducción, «poniendo en riesgo a los peatones y usuarios de la vía pública», con «hasta 40.000 horas extras de conducción cada año».
Por último, entre otros comentarios, compara la situación del transporte en Zaragoza con el de otras ciudades, asegurando que la «velocidad comercial es la más alta de entre todas las grandes ciudades» y que los tiempos de recorrido son «insuficientes».