Probamos el bus autónomo que ya circula por Zaragoza, en la línea 40, del barrio de San José al centro de la capital: ¿cómo es el trayecto?
Faltan pocos minutos para que sean las 11:00 horas. La calle Melilla del zaragozano barrio de San José es un ir y venir continuo de personas que completan sus quehaceres diarios. Unos, vienen del centro de salud; otros, van al trabajo, al gimnasio o han hecho la compra en los comercios del barrio.
La mayoría de las personas que transitan por esta importante calle de este distrito de 65.000 habitantes se topa con un bus diferente, un vehículo negro con personas que se agolpan junto al conductor y que se no pierden detalle de lo que ocurre durante la conducción. «Este es el bus que circula sin conductor ¿no? ¡Qué peligro!», dice una vecina que pasea a su perro, mientras otra señora le comenta que es más seguro de lo que piensa.
El autobús, que llama la atención de los vecinos de la zona, queda aparcado en el terminal de la línea 40 de la calle Melilla esquina Basanta López. Allí, el conductor empieza a pedir los códigos QR de los usuarios que, previamente, gratuitamente, han reservado un viaje de casi una hora en este vehículo.
Cómo es un viaje con el bus autónomo que circula con viajeros por las calles de Zaragoza
Son las 11:00 de la mañana. El autobús, con quince personas en su interior, sale puntual de su terminal para iniciar un recorrido circular por el centro y este de la ciudad. Coincide con el recorrido de la línea 40, aunque los usuarios no se pueden montar al vehículo en ninguna parada intermedia; bajarse, sí, cuando lo deseen.
Al mando, o mejor dicho, a las órdenes de la tecnología, está Jesús, un conductor gallego que recaló en la capital aragonesa hace menos de tres lustros y que asegura estar emocionado por conducir este vehículo en la ciudad. Aunque reconoce que su trabajo es estresante, mucho más que conducir un camión (su anterior puesto), considera que la amabilidad de los zaragozanos hace que su trabajo merezca la pena.
Durante todo el camino, el amable conductor explica todas las características técnicas del vehículo. La práctica totalidad de los viajeros se agolpan junto al conductor, quien admite ser muy hablador y responder a todas las dudas que han tenido los viajeros que ya han montado al autobús.
Tras el giro de la calle García Lorca a avenida de San José empieza lo «entretenido» del viaje: el autobús va solo durante toda la avenida, excepto en la rotonda de Cesáreo Alierta, mientras que en el resto del itinerario es el conductor de Avanza quien se pone a los mandos del vehículo.
Jesús recalca que es la segunda fase de la investigación del proyecto Digizity. Tras las pruebas de frenado y aceleración en los meses estivales, ahora es turno de testear el mantenimiento en el carril y la aproximación a las marquesinas.
El autobús no se sale en ningún momento de su carril, incluso aunque el conductor «pruebe» a salirse de su camino establecido (marcado con marcas en la calzada). De hecho, detecta cualquier obstáculo a 200 metros de distancia. Además, dispone de un sistema de monitorización que mide la respiración del chófer y es capaz de avisar a emergencias si fuera necesario.
Las impresiones de los primeros viajes del bus autónomo de la ciudad de Zaragoza
«No me esperaba tanta gente durante el primer día, la verdad«, comenta el conductor Jesús, que destaca que también ha invitado a los vecinos de San José a montarse y probar el vehículo. «Les he comentado que es seguro y que, además, el viaje les saldrá gratis. Es una experiencia más», asegura.
A bordo, quince personas que no dudan en preguntar al conductor y realizar vídeos, fotografías y decenas de preguntas al conductor. Entre los viajeros, un conductor de autobús que comparte la mayoría de las opiniones del profesional de Avanza.
¿Será este autobús el futuro de la movilidad en las principales ciudades europeas? Todos los viajeros y el propio conductor lo tienen claro: no. «No sustituirá a los conductores en ningún momento, si acaso le quitará el trabajo a los hijos de mis nietos«, recalca el conductor, que señala que hace falta mucha supervisión al volante. Especifica que «ante un conflicto entre viajeros en el interior del bus, o si alguien tiene un problema de salud, se necesita contar con una persona que, de inmediato, responda, algo que esta tecnología no ofrecerá en mucho tiempo».