La tragedia de ‘Nico’ en el temido andén 5 de Casetas: un proyecto de pasarela olvidado mientras sigue la trampa mortal

‘Nico’ murió arrollado por un tren Alvia en Casetas tras descender en el temido andén de la vía cinco: qué ocurre en él y todos los detalles de la situación de la estación

Vista de la estación de Casetas en un día con niebla y baja visibilidad.
Vista de la estación de Casetas en un día con niebla y baja visibilidad.

 

20:00 horas de la noche. Un tren regional con destino a Pamplona, que realiza las paradas habituales en el núcleo de cercanías de Zaragoza, llega a la vía 5 de la estación de Casetas. Como es costumbre, la megafonía del tren avisa a los pasajeros: “Atención. Estación dotada de paso habilitado para cruzar las vías. Por su seguridad, extreme la precaución y mire ambos lados antes de cruzar. Un tren puede ocultar a otro.”

Un puñado de viajeros se apea del tren en el oscuro y temido andén 5-7. La mayoría de ellos descienden por el coche central para evitar la gran distancia entre el coche y el andén, un ‘mind the gap‘ que alcanza un metro y 20 centímetros de altura. Tras el salto, se encuentran con un andén de aproximadamente 150 metros de largo, rodeado por seis vías, incluidas algunas donde hay trenes de mercancías abandonados.

La estación de Casetas es utilizada anualmente por más de 100.000 personas. Sin embargo, no todos los pasajeros deben realizar el recorrido peligroso de cruzar las vías. Solo aquellos que utilizan los trenes pasantes, que no entran en el andén de la nueva estación, se ven obligados a atravesar varias vías. Estos convoyes continúan su trayecto más allá de Casetas y, para evitar que cizallen las vías, no paran en el andén principal.

Nico, como lo conocían su familia y amigos, era uno de los viajeros que bajaba en Casetas, tras haber tomado el tren en Zaragoza, y lo hacía en el temido andén. Era muy conocido en la ribera del Ebro, especialmente en Utebo, donde jugaba al baloncesto. Su familia era originaria de Alfaro, otra localidad ribereña, en este caso de La Rioja, pero después se trasladaron a Etxauri, en Navarra. En la capital aragonesa cursaba Arquitectura y se desplazaba con frecuencia en tren para estudiar, hasta que el pasado lunes un tren Alvia que pasaba por Casetas al regreso de su jornada lo arrolló, falleciendo al llegar al hospital.

El momento más complicado para los viajeros llega cuando deben cruzar las vías para llegar al aparcamiento de la estación y salir del laberinto de vías. La única forma de hacerlo es cruzando dos vías por donde pasan trenes a gran velocidad, dejar a un lado otras seis y luego caminar entre la terminal vieja y nueva para llegar a los tornos de salida situados en el edificio inaugurado en 2008. Este recorrido es especialmente riesgoso cuando las condiciones meteorológicas son adversas o hay poca visibilidad.

Aunque aún no se sabe con certeza por dónde cruzó Nicolás Ramírez Pérez, lo que sí está claro es que resulta evidente que la seguridad en el entorno es muy baja cuando un tren hace parada en ese andén.

Una de las usuarias frecuentes de la estación ha asegurado que “cuando cruzas y llegas a la isla de la antigua estación, es cuando realmente puedes respirar tranquila. Es una locura. He enviado diez quejas y nadie ha hecho caso».

De hecho, algunos viajeros que suelen bajar en Casetas prefieren ir en grupo desde Zaragoza, especialmente si saben que su tren hará parada en este andén. Es la manera más segura de garantizarse entre todos la protección en un entorno tan riesgoso y oscuro no apto para los más asustadizos.

Vía 5 de Casetas con un regional parado en esa vía

A pesar de que se han implementado algunas mejoras, como el rebaje de andenes, vallado en cruces con apoyos, señalización e iluminación, estos cambios no son suficientes ni son vistos con buenos por los viajeros que, aunque agradecen las mejoras, consideran que no se actúa en lo prioritario, que es garantizar la seguridad total al apearse.

Nicolás utilizaba un tren que estrenaba un un ligero cambio de horarios que está provocando despistes durante esta semana

Además, se desconoce si el fallecido, de 22 años, solía tomar este tren o prefería el siguiente, que sí tiene parada en el andén principal de la estación. La casualidad quiso que fuera precisamente el primer día laboral en el que este tren, con destino a Pamplona, estrenaba un nuevo horario con una diferencia de 10 minutos con el tren habitual.

Es común que muchos viajeros, al no conocer los horarios exactos de los trenes o debido a retrasos, opten por tomar el primer tren que se detiene en Casetas, sin imaginarse que tendrán que enfrentarse a un recorrido lleno de peligros una vez descienden del convoy. «Se anuncia la megafonía, te encuentras que si quieres bajar debes hacerlo dando un salto no apto para todos y, además, si no conoces la zona, te da miedo y no sabes hacia dónde ir«, dice una usuaria que asegura haber visto a gente sin saber cómo moverse tras apearse de un convoy que para en este andén.

Otra usuaria frecuente de la estación explica cómo moverte por la estación. «Tienes que esperar a que el tren que está en el andén arranque y se aleje unos metros para ver si viene otro en dirección contraria. Si hay niebla o las condiciones meteorológicas son adversas, cruzas prácticamente a ciegas«.

A pesar de las mejoras mencionadas, la estación tiene un proyecto redactado para su renovación. Sin embargo, no se ha destinado una partida presupuestaria para mejorar la seguridad en el entorno inmediato y construir la proyectada pasarela que sortee las vías, tal y como ocurre en Utebo, a apenas cuatro kilómetros. Las quejas hacia Renfe por el estado de los andenes y la estación son constantes, tanto de viajeros que temen por su seguridad como de la falta de información en pantallas, tornos o máquinas.

Desde la oficina de Renfe en Zaragoza nos dicen que lo único que podemos hacer es tener precaución al bajar del tren. Nada más. Lo único que han hecho en el último año ha sido obligarnos a dar más rodeo por el andén de la nueva estación, para evitar caminar por el aparcamiento. Pero esto no es peligroso si consideramos que ya estamos caminando por el parking cuando vamos a coger nuestros coches y si tenemos en cuenta que antes estamos cruzando por donde pasan trenes a 120 kilómetros por hora. Es completamente ridículo», dice un usuario muy indignado en la terminal casetera.