Una serie de factores hacen que la capital de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro sea una de las que más vayan a crecer del entorno metropolitano de Zaragoza

Son muchos los ciudadanos de Zaragoza y el entorno metropolitano que desean adquirir una vivienda para formar una familia y empezar a vivir, de verdad, su proyecto vital. Las dudas surgen y las búsquedas en Internet se repiten: ¿cuáles son las mejores zonas para vivir en Zaragoza? ¿Qué pueblos tienen mejores conexiones con la ciudad? Son solo algunas de las preguntas que reciben los buscadores de Google todos los días de la semana.
Si en algo se caracteriza la ciudad de Zaragoza es de tener un entorno metropolitano todavía por desarrollar: el municipio zaragozano es el cuarto más poblado de España, el segundo más extenso, pero, sin embargo, cae hasta la octava posición en el ranking de metrópolis españolas.
En la Comarca Central y en los municipios más grandes que no pertenecen a la misma, pero que se sitúan a menos de 30 kilómetros de Zaragoza, saben que estar bien comunicados con la capital aragonesa es sinónimo de crecimiento y oportunidad. Le ocurre a Cuarte, Utebo, La Puebla de Alfindén y, también, a Alagón, que espera vivir un crecimiento importante durante los próximos años.
En la actualidad, la población de la capital de la Comarca Ribera Alta del Ebro es de 7450 personas. Ya el año pasado, la cifra de habitantes creció con fuerza tras ganar prácticamente 200 nuevos vecinos censados. Eso sí, el crecimiento podría ser muy superior en próximos años.

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Proyectos millonarios, nuevo barrio junto a la estación de tren y decenas de conexiones por autobús con el nuevo mapa concesional de transporte
Alagón se prepara para crecer con fuerza. Los proyectos estratégicos en su entorno comarcal son un acicate para el crecimiento, destacando especialmente la fábrica de baterías de Stellantis en Figueruelas, la cual creará 3000 puestos de trabajo directos y dará empleo de manera indirecta a miles de trabajadores de la industria auxiliar.
De hecho, la Ribera Alta del Ebro ‘vive’ de este tipo de empresas, que se encargan de suministrar a la compañía automovilística piezas y componentes para los vehículos fabricados a orillas del Canal Imperial. También otro tipo de industria genera una fuerte actividad fabril, como fábricas de remolques o de productos de alimentación.
La euforia en Alagón y el resto de localidades es contenida, puesto que los vaivenes en el sector del coche eléctrico son importantes: la venta de estos vehículos no termina de arrancar, la regulación es bastante exigente y, para colmo, la guerra comercial desatada en Estados Unidos ha ensombrecido ligeramente el escenario. Sin embargo, las obras de la gigafactoría arrancarán en pocas semanas y será desde este momento cuando se mida el impacto de una inversión que supera los 4000 millones de euros, puesto que llegarán centenares de trabajadores para levantar las colosales instalaciones.
El principal escollo es la falta de vivienda en los municipios cercanos. Los alcaldes son conscientes de que no deben dejar pasar la oportunidad, pero saben que cuentan con limitaciones. Su principal temor es que la comarca no crezca y la mayoría de la fuerza laboral proceda diariamente de la ciudad de Zaragoza. No es algo a lo que se opongan, pero prefieren vertebrar el territorio y crear riqueza en sus localidades. Además, consideran que las carreteras se encuentran «saturadas» de vehículos privados, lo que empeoraría la movilidad en la ribera.
A la fábrica de baterías, hay que sumar el futuro centro de datos que Samca espera levantar en Luceni. Aunque se desconoce el impacto en el empleo, la cifra vuelve a marear: 1000 millones de euros. El proyecto, que en principio contaría con la energía necesaria para que salga adelante, se haría realidad entre la autopista y la autovía a Logroño – Bilbao. Aquí es cuando volvemos a poner encima de la mesa la misma idea del inicio: las localidades más grandes y cercanas están expuestas a estos grandes proyectos.
La conexión con Zaragoza, mejorada desde hace unos meses, puede ayudar a atraer vecinos que antes veían un problema la movilidad en Alagón
La llegada de la línea 619 y 620, con 30 frecuencias diarias de ida y vuelta, han supuesto una auténtica revolución en la movilidad de la Villa y de Pedrola, Figueruelas y La Joyosa. Por si fuera poco, las bonificaciones implantadas desde el gobierno central han ayudado a consolidar la demanda de viajeros, que abarrotan los vehículos en las horas puntas. Muchas personas que antes veían un punto negativo la falta de autobuses a la ciudad de Zaragoza, ahora valoran positivamente el servicio que presta el CTAZ en el municipio.
Ocurre lo mismo con los trenes regionales de Renfe que, tras los abonos para usuarios frecuentes, han animado el uso del ferrocarril hasta máximos históricos. Solo en 2024 pasaron 60.000 viajeros por la estación de tren, pese a la falta de conexiones con cadencia en hora valle. La conexión con Goya, estrenada más de una década, permite a los alagoneros «plantarse» en el centro de Zaragoza en apenas 25 minutos.
No obstante, el sueño de la localidad es tener los trenes de Cercanías de Renfe, proyecto que sigue olvidado en el cajón del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y que permitiría que los trenes de la C1 entre Miraflores y Casetas tuvieran de terminal en el área metropolitana la estación de tren de Alagón.
Además, el desarrollo del resto de lotes del mapa concesional de transportes (por autobús), hará que la localidad siga ganando conexiones con Zaragoza: la mayoría de autobuses comarcales que pasan por la autovía, que se pueden usar con la Tarjeta Lazo en el área metropolitana, harán parada en el centro de la localidad disparando las frecuencias hacia la capital aragonesa y el resto de municipios.
Un nuevo barrio en Alagón, en la antigua Azucarera, que permitirá absorber la llegada de población de Zaragoza capital y otras zonas de España
Un nuevo barrio en una localidad como Alagón puede suponer un auténtico revulsivo, y esta vez las cosas, tras muchos retrasos, parece que avanzan. El entorno de la antigua Azucarera acogerá 568 pisos, lo que permitirá que lleguen nuevas familias y que la Villa pase a los 10.000 vecinos empadronados.
Zonas verdes, edificios públicos en las zonas catalogadas como BIC y hasta suelo terciario que pueda acoger supermercados o empresas cambiarán la fisionomía urbanística de Alagón. La duda está en si la comercialización de viviendas será un éxito o funcionará al ralentí, pero lo que está claro es que viendo los proyectos y el empleo que se generará en el entorno, ingredientes existen de sobra para que el área urbanística se desarrolle.
Los suelos, en manos de Ebrosa, esperan urbanizarse antes de que finalice el año, aunque las obras de construcción de edificios irán por fases que irán sujetas a la demanda de vivienda en la zona. Se pondrá fin, así, a un ‘parón’ inmobiliario en la construcción de pisos, puesto que desde la crisis inmobiliaria apenas se han construido grandes promociones en la localidad.