No hace falta ir a Disneyland: el castillo más mágico está a 50 minutos de Aragón

Un viaje en el tiempo a través de torres, murallas y ecos reales en la Comunidad Foral de Navarra, un lugar ideal para perderse y conocer durante una jornada

Palacio de Olite
Palacio de Olite, en la Comunidad Foral de Navarra.

 

No hace falta cruzar fronteras ni subir a un avión para retroceder varios siglos. A tan solo hora y media de Zaragoza, se alza un conjunto monumental que parece sacado de un manuscrito iluminado del siglo XIII. Torres puntiagudas recortan el cielo, pasillos de piedra conducen al misterio, en el corazón de la Comunidad Foral de Navarra. Es un lugar donde la historia no se observa tras una vitrina: se recorre, se sube y se toca.

Hablamos del Palacio Real de los Reyes de Navarra, conocido popularmente como el Castillo de Olite, una joya del gótico civil europeo situada en el corazón de Navarra. Esta fortaleza-palacio no solo destaca por su belleza arquitectónica, sino por el legado histórico que encierra. Fue sede de una de las cortes más refinadas del medievo y símbolo del esplendor del Reino de Navarra, especialmente durante el reinado de Carlos III el Noble”.

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Una joya medieval a escasos 150 kilómetros de Zaragoza y a la que se puede ir en tren o coche de manera fácil

Ubicada en la localidad navarra de Olite, esta fortificación es una de las más visitadas del norte peninsular. Está perfectamente conectada por carretera y tren desde Zaragoza, lo que permite organizar una escapada de un día sin grandes complicaciones. A menos de 150 kilómetros, o unos 90 minutos de trayecto, se puede disfrutar de una experiencia cultural y paisajística incomparable. Se sitúa a menos de 50 minutos desde que sale de la frontera aragonesa, a la altura de Mallén o las Cinco Villas.

La entrada general cuesta tan solo 4,40 euros (3 euros más con visita guiada), y da acceso a casi todos los rincones del recinto: torres, galerías, patios, terrazas y miradores. Caminar por ellos es revivir el esplendor cortesano de una época en la que este palacio era uno de los centros del poder navarro.

En 1925 fue declarado Monumento Nacional, distinción de la que este año se cumple un siglo. Además, ostenta la categoría de Bien de Interés Cultural y forma parte del patrimonio gestionado por el Gobierno de Navarra.

 

Palacio más que castillo: una corte refinada en pleno siglo XV

Aunque se le llama habitualmente castillo, lo cierto es que el edificio fue concebido como residencia real. La función militar, aunque presente, fue secundaria. Desde sus orígenes en el siglo XIII hasta su ampliación en el siglo XV por orden de Carlos III, el conjunto fue evolucionando sin un plan rector, lo que dio lugar a su fisonomía caprichosa: torres de distintas alturas, pasadizos que no llevan a donde uno espera, salones que asoman sobre jardines ocultos. Su desorden arquitectónico es parte de su gran encanto.

La estética predominante es gótica francesa, aunque se aprecian influencias mudéjares (especialmente en las yeserías y estucos interiores) fruto del trabajo de artesanos moriscos de la ribera navarra. Este mestizaje de estilos da al conjunto una riqueza visual que sorprende en cada rincón.

El recinto se divide en dos zonas: el Palacio Viejo, hoy reconvertido en un Parador Nacional de Turismo, y el Palacio Nuevo, que es el más visitado. Ambos estaban separados por lo que se conoce como “tierra de nadie”, un solar que ocupaba el desaparecido Palacio de la Reina. Aún sobrevive allí una morera de más de 500 años, testigo viviente del paso de los monarcas y sus cortesanos.

Una villa con encanto, más allá del castillo

Olite es mucho más que su palacio. El casco antiguo conserva su trazado medieval, con calles empedradas, plazas recoletas y casas nobles. Destaca la Iglesia de Santa María la Real, junto al propio palacio, un templo gótico del siglo XIII con una portada que no deja indiferente a nadie.

Pasear por Olite es descubrir bodegas subterráneas, mercados tradicionales, tiendas de artesanía y tabernas donde degustar vinos de la denominación Navarra, que tiene aquí una de sus capitales. La gastronomía, rica en verduras, carnes y repostería local, son sus grandes atractivos para probar.

¿Quieres saber más? Aquí más información del Palacio de Olite en este vídeo de YouTube: