El habitual error que cometen algunos zaragozanos con un elemento desconocido de las nuevas marquesinas

Las nuevas marquesinas no gustan a los ciudadanos, quienes echan de menos la papelera, una mayor bancada para sentarse y desconocen el apoyo instalado

Marquesinas en Zaragoza
Una de las nuevas marquesinas en la reforma de la avenida de Cataluña.

 

Zaragoza prosigue con la renovación del mobiliario urbano instalado en sus calles. A la retirada de los antiguos mupis publicitarios, con una gran apuesta por los soportes digitales, se le suma el cambio de las marquesinas de autobús, que está siendo realmente caótico y mucho más lento de lo esperado.

El Ayuntamiento de la ciudad informó hace unos meses que el 24 % (a día de hoy el porcentaje es mayor) de las marquesinas habían sido cambiadas en quince meses. Lo vendió como un auténtico éxito, pese a que la empresa concesionaria, JcDecaux, se comprometió a cambiar la totalidad de las mismas en apenas once meses.

Los retrasos están debidos, según el consistorio, a los permisos a la hora de cambiar cada marquesina. «Para conectar la marquesina a la red eléctrica hay que pedir permiso a las distribuidoras, por lo que se producen demoras en la instalación que son ajenos al Ayuntamiento», comentó recientemente la concejal de Servicios Públicos y Movilidad, Tatiana Gaudes, en la comisión del área. La popular recordó, a su vez, que la ejecución del contrato y el seguimiento del mismo pertenece al área de Hacienda a través de Espacio Público, aunque exista coordinación con Movilidad.

Son 550 nuevas marquesinas las que se esperan instalar (entre cambios y nuevas ubicaciones), en las principales vías de la capital aragonesa. Además, se estima que 100 puedan ser trasladadas a otros puntos que lo requieran.

El elemento desconocido por los ciudadanos, quienes no saben para qué emplearlo y que es confundido por la papelera

Son muchos los ciudadanos los que creen que cambiarlas es completamente innecesario. El consistorio asegura que se esperan unos ingresos de 14 millones de euros por el canon cobrado por la publicidad y que, con ese importe tan elevado, lo ideal era modernizar las marquesinas y adaptarlas.

«Renueva la imagen y se obtienen grandes beneficios. Además, sin olvidarnos de las mejoras de accesibilidad como el apoyo isquiático y los nuevos elementos tecnológicos«, comentó Gaudes.

Es precisamente el apoyo mencionado el que genera dudas entre la ciudadanía: se utiliza en muchos casos como papelera ante la ausencia de la misma. Sin embargo, este elemento sirve para que se apoyen las personas mayores y embarazadas. No obstante, las personas que tienen una estatura mayor a los 1,80 metros no pueden emplearlo.

El Ayuntamiento de Zaragoza pide a los ciudadanos hagan un uso correcto de este apoyo y que utilicen las papeleras que se instalan junto a la marquesina. Eso sí, estas marquesinas no cuentan con papelera integrada y, en la mayoría de casos, no hay papeleras cercanas, por lo que muchos ciudadanos dejan todo tipo de basura en este apoyo, bien sea por desconocimiento, despiste o por incivismo puro y duro.

Marquesina con apoyo sucio
Marquesina sucia en el centro de Zaragoza, en la parada más usada de la red de autobuses en la calle Conde Aranda.

Un cambio de marquesinas caótico y lleno de problemas en Zaragoza

Las quejas se disparan en redes sociales y ante los conductores de Avanza. Un simple ejemplo: en plena hora punta, un viajero se monta a la línea 23 en el paseo Sagasta. Su destino es plaza Europa, junto al río Ebro y el puente de La Almozara. Quiere bajar del vehículo, por lo que solicita parada y ve cómo, el autobús en el que está montado, pasa de largo por su parada de destino.

Sin previa información del corte de su parada a bordo del vehículo, el ciudadano pregunta al conductor la razón por la que no ha parado y este le dice que la parada está suprimida por el cambio de marquesina, por lo que debe bajarse en la siguiente, situada en la margen izquierda y a 400 metros, pese a que la marquesina lleva varios días o semanas sin que alguien trabaje en este espacio. En otras paradas, aparentemente, existe hueco para habilitar un espacio unos metros antes de la marquesina y se decide suprimirla; en otros, se pone un poste alternativo.

Es solo uno de los casos de las molestias ciudadanas vividas en las calles de la ciudad (algo lógicas en todo tipo de obras, desvíos o paradas suprimidas) de usuarios del transporte público.

Otras personas se quejan de que los trabajos son nocturnos, o que los cambios son realmente lentos. «Hay paradas que han estado más de un mes suprimidas y apenas se ha trabajado en ellas durante tres días«, dice un usuario que monta a la línea 24 en Tenor Fleta.