Una gran compañía automovilística estuvo negociando en secreto con el Gobierno de Aragón durante meses para implantarse en la región, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y la fábrica se instalará en el Reino Unido
Reuniones al más alto nivel, negociaciones al extremo y mucha documentación intercambiada. Durante meses, el Gobierno de Aragón y el de España estuvieron negociando una de las mayores inversiones que podría haber disfrutado el país y nuestra región.
Las cifras eran, y siguen siendo, elocuentes: 9000 empleos directos e indirectos (casi un 20 % de la cifra de parados que tiene Aragón en estos momentos), 4.600 millones de euros de inversión y 170 hectáreas en el entorno de Zaragoza para un megaproyecto que hubiera «apuntalado» el crecimiento económico y de empleo para la región en los próximos años.
Sin embargo, finalmente, el proyecto de la fábrica de baterías se ha ido a Reino Unido, cumpliendo el guión marcado por parte de la organización automovilística Tata Motors. Esta, que tenía como punto predilecto una localización del país británico, estuvo negociando a la par con los gobiernos de Reino Unido y España. ¿Qué pasó en esas negociaciones?
Poco se sabe de lo que se hablaba en ellas. Es normal, puesto que este tipo de negociaciones de inversión se suelen llevar con mucho secretismo. Además, las partes firman importantes cláusulas de confidencialidad. Así, ni desde el Ministerio de Industria ni desde la DGA se hacían ni se hacen muchas declaraciones.
Antecedentes: las intensas negociaciones empiezan en el año 2021
El anterior Gobierno de Aragón, de Lambán, de la mano de la ex consejera de Economía y Empleo, Marta Gastón, consiguió convencer a la empresa en el año 2021 para que uno de los destinos para su fábrica de batería fuera nuestra comunidad. Desde entonces, la información intercambiada iba y venía de Zaragoza a la sede de la empresa de la India.
Antes de tomar una decisión en la que hay en juego miles y miles de millones de euros, las empresas piensan muy bien dónde van a invertir. Y, para ello, preguntan a los gobiernos todo tipo de cuestiones: «si invierto en esta localización ¿puedo sufrir una inundación en las instalaciones? ¿Hay algún río o curso de agua cerca?» «¿Está previsto que se mejore la carretera que da acceso al punto donde quiero instalarme?» Son solo varios ejemplos de preguntas que pueden realizarse a las instituciones.
Así, la DGA de Lambán cumplió su objetivo: convencer a la empresa, que esta tuviera toda la información e incluso unos suelos que debía comprar para materializar el proyecto. La ubicación iba a ser Villanueva de Gállego, punto industrial en auge dado que se está potenciando el eje industrial entre Zaragoza y Huesca.
La organización, cuyos directivos visitaron la capital aragonesa de incógnito para negociar y conocer los suelos, quería un importante monto de ayudas públicas que para el Gobierno de Aragón era imposible otorgar, puesto que no es su competencia. Es aquí cuando el Gobierno de España entra en escena con el PERTE VEC.
Qué pasa con el Gobierno de España, qué es el PERTE VEC y posibles razones por las que se perdió el proyecto
El Gobierno de España, una vez que el de Aragón cumple su calendario y hace los deberes, se hace cargo de las negociaciones para atraer la fábrica de baterías. Es aquí cuando el Gobierno de Aragón confía en el Estado.
Es en estas negociaciones cuando la cosa se tuerce. La comunicación entre la DGA y el Ministerio de Industria, que era el que se hacía cargo de la negociación, era continua, según había declarado más de una vez la ex consejera Gastón.
La empresa, aunque no se conoce con exactitud cómo fueron las negociaciones, exigía un monto de ayudas públicas superior. El Gobierno de España remitía a la organización a las convocatorias del PERTE VEC, dotadas de 2.000 millones de euros, y en la que también concurren otros proyectos.
Los PERTE son proyectos que están considerados como «estratégicos» y que empujan la creación de empleo en el país, pero que además consiguen que la competitividad de la nación aumente considerablemente. Suponen una apuesta de las administraciones locales que desean, en colaboración con las entidades privadas, modernizar España y sus sectores económicos.
A través de los PERTE, el Gobierno concede ayudas económicas a las empresas que se comprometan a generar empleo y riqueza en el país. Así, el VEC, es el PERTE del coche eléctrico, que impulsa la transición hacia un modelo de movilidad limpio y sostenible a través de proyectos estratégicos que redundan en una mejora del empleo y la producción industrial.
Por lo tanto, la fábrica de baterías de Tata Motors entraba dentro de las posibles ayudas del PERTE VEC, que impulsa el Gobierno de España, y que dicha empresa podría haber disfrutado.
Sin embargo, Reino Unido, que no podía dejar de escapar la oportunidad tras quedar su sector automovilístico en entredicho tras el Brexit, jugó a una carta y le salió bien: ofreció más ayudas públicas, por lo que la compañía decidió que, finalmente, y tras muchos rumores y noticias falsas, la fábrica con la inversión millonaria se instalara en el Reino Unido.
Cabe destacar que Reino Unido se encuentra presionado por las grandes multinacionales de fabricación de coches, que amenazan con irse del país por culpa de los aranceles impuestos a la exportación de vehículos. Rishi Sunak, primer ministro británico, se jugaba el liderazgo del país y, por si fuera poco, es descendiente de inmigrantes indios en Reino Unido, nación (India) de donde procede la organización, lo que añadía más presión a las negociaciones.
A nivel histórico, también estaba complicado para Aragón. Reino Unido jugaba con ventaja, ya que Tata es India, país que fue colonia británica hasta 15 de agosto de 1947, y cuyas relaciones económicas, políticas y sociales con el Reino Unido son bastante buenas.