El efímero espacio estará abierto hasta el próximo sábado, 3 de agosto, en el Carrefour del Actur
La “fiebre” por los paquetes de Amazon no reclamados ha llegado a Zaragoza. Durante estos días, miles de clientes se están acercando al centro comercial Carrefour Actur para vivir una experiencia de compra muy diferente a la que están acostumbrados.
En su primera jornada de apertura, algunos compradores llegaron esperar hasta más de una hora para comprar bultos de la multinacional del ecommerce. En el interior del establecimiento, muchos se afanan en encontrar, a ciegas, el que creen que será un buen producto. La “gracia” es coger un paquete (viene envuelto) y pagar únicamente por su peso.
Se trata de paquetería que los propios clientes de la multinacional no han reclamado al llegar a sus destinos. Por lo tanto, cabe pensar que los productos no tendrán un gran valor, ya que la mayoría de personas a las que no les llega un producto lo reclaman, sobre todo si tiene un coste elevado. Sin embargo, muchos curiosos que han ido a la tienda “soñaban” con encontrarse un producto de altísimo valor, como ordenadores, telefonía móvil u otros productos electrónicos. Cabe destacar que nadie, ni los propios trabajadores de la tienda, saben lo que hay en el interior de los paquetes.
Tras pocas horas de apertura, el local, que antiguamente era de la marca de deporte “Décimas”, ha quedado arrasado: apenas quedaban tres o cuatro palets. La tienda, eso sí, permanecerá abierta hasta el próximo sábado, 3 de agosto, hasta las 22:00 horas.
La experiencia comprando en la nueva tienda de paquetes no reclamados de Amazon en Zaragoza
La iniciativa, muy popular en otras grandes ciudades europeas, ha aterrizado por primera vez en la ciudad de la mano de una empresa francesa. Muchas personas de la propia ciudad y del entorno han ido de propio al local para comprar sus paquetes.
Uno de los trabajadores de la compañía informaba a todos los clientes que los paquetes de un kilo se pagaban por 15 €, mientras que los de 100 g tenían un precio de 1,50. En el establecimiento hay una máquina para pesar los productos y, además, se especifica a los clientes que cada producto abierto sin permiso tendrá que pagarse.
Sonia y Elena eran dos de las compradoras que se han cruzado a Zaragoza únicamente para ver si merecía la pena comprar estos paquetes. Ellas han estado 20 minutos en el interior de la tienda, tocando prácticamente todos los bultos. Estaban inseguras, no sabían que comprar y tenían claro que lo quedaba en la tienda no tendría gran valor. Eso sí, al ver la insistencia del resto de clientes que se recorrían el local y tocaban todos los productos (pocos) se han “dejado llevar” y han acabando “picando”.
Al final han comprado dos bultos que pesaban alrededor de 200 gramos, por lo que han pagado seis euros. Tras salir de la tienda han abiertos sendos paquetes y han salido de dudas: una cantimplora de agua y unas zapatillas de andar por casa. No era lo que se esperaban, pero les ha divertido la compra y la cantidad gastada no ha sido para ellas muy elevada.
Mientras, un grupo de amigos esperaba fuera del local a otros dos que todavía estaban terminando su compra. Ya habían abierto sus productos: a ellos les ha tocado un peluche, una gorra y unas gafas de buceo.