Además de las viviendas, la zona podría tener un nuevo equipamiento público, altamente demandado por los vecinos de Puerta del Carmen
No todos los días se derriban colegios para una gran operación urbanística. Y menos en el propio centro de la capital aragonesa, que cuenta con numerosos colegios concertados y privados, y con pocos «vacíos urbanísticos» que deban «coserse».
La demolición del antiguo colegio Jesús y María, junto a la avenida de Goya, puede comenzar cuando la propiedad desee, aunque no se deberá demorar más de un año el inicio de los trabajos para echar abajo la edificación.
El pasado Consejo de Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, en sesión ordinaria, aprobó su derribo que hará que la zona vea un equipamiento público y la construcción de viviendas.
Cabe destacar que en el mismo Consejo de Gerencia de Urbanismo se aprobó, a la par, el derribo del convento de Jerusalén, sito en la misma calle Jerusalén, junto a La Romareda y el Hospital Miguel Servet para la construcción de una de ancianos, con pisos tutelados, y también otra para estudiantes médicos. En este caso, el edificio ya es historia, puesto que la piqueta ya lo ha derribado.
Qué se pretende hacer en este punto céntrico
En este solar, con una parcela total de 9000 metros cuadrados, la propiedad del mismo, Wilcox, ya puede hacer realidad el proyecto que llevaba años bloqueado en los cajones de Urbanismo: levantar 160 viviendas, en dos edificios, que tendrían seis y diez plantas cada uno de ellos.
Asimismo, el consistorio dispondrá de un terreno para construir un equipamiento para la ciudad, todavía por definir, en una operación similar a la producida en el Parque Pignatelli. En esta, otra promotora inmobiliaria construye pisos de lujo, aporta una cuantía económica, construye una zona verde y deja los solares listos para que, cuando el Ayuntamiento quiera, se construya la zona de servicios públicos.
Las fechas de construcción del equipamiento público, así, son una incógnita, a la espera de que se presente un proyecto que deseen los vecinos de la zona, que deseaban dejar a un lado el abandono y ver atendidas sus reivindicaciones dada la carencia de equipamientos en la zona.
Más información sobre el antiguo colegio Jesús y María en el centro de la capital aragonesa
El colegio se edificó en 1944 y funcionó como tal hasta 51 años. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que viene a delimitar los usos de los suelos en el término municipal, calificó a este suelo como terrenos para uso residencial compatible con el escolar.
Se vendió el colegio antes del 2001, siendo este último año en el que, abandonadas las instalaciones una década después del cierre, el Ayuntamiento publica el nuevo PGOU y le añade otros usos (sanitario, sociales o deportivos), mientras el barrio reclama equipamientos como un centro cívico que aglutine en su interior una biblioteca, centro de mayores o zonas para realizar actividades.
Tras años de desidia, sin que los vecinos consiguieran el equipamiento que merecen, la propiedad del suelo, al no conseguir plusvalías, luchó por todos los medios cambiar el uso del suelo para construir vivienda. De hecho, llegó a recurrir al TSJA y al Tribunal Supremo la modificación del PGOU mencionada. En ambos casos fracasó su intento de cambiar la definición del solar.
Los promotores pretendían levantar casi 400 viviendas aquí, sin cesiones el Ayuntamiento, por lo que no hubo acuerdo en ningún momento. Con Zaragoza en Común en la alcaldía municipal, en el 2016, se da carpetazo al expediente urbanístico.
Ya en el año 2020, con el gobierno del Partido Popular y Ciudadanos, la empresa, tras cambiar de nombre varias veces, propone un convenio al consistorio para la construcción de decenas de viviendas (inferiores a las previstas) y la cesión de suelo, además de viales y zonas verdes. El Ayuntamiento sigue negándose a alcanzar un acuerdo, entendiendo que las condiciones son muy buenas para la propiedad del solar.
Hasta el 2023, momento actual, en el que el consejero de Urbanismo, Víctor Serrano, en la pasada legislatura, anuncia que han llegado a un acuerdo con la propiedad del solar. En él, se permite levantar 160 viviendas, pero a la par también la construcción de un equipamiento público para el barrio que tendría un coste de seis millones de euros.
La Unión Vecinal Cesaraugusta se muestra cauta ante la futura construcción de vivienda y equipamiento público
Tal y como se expresó la Unión Vecinal Cesaraugusta cuando Serrano comunicó el acuerdo, el presidente de la misma, Constancio Navarro Lomba, consideraba que si la empresa construye el centro cívico lo que tendría que realizar es «rehabilitar el edificio existente», el cual, según Navarro, dispone de aulas, salón de actos y gimnasio.
Apuntaba en un artículo en su página web que se había llegado a un acuerdo que perseguía la propiedad del suelo durante muchos años, aunque cree que es «raro» que la misma propietaria del suelo sea la misma promotora a la que la DGA ha adjudicado la ampliación de Plaza 4.0 junto a la autovía de Madrid (dirección Zaragoza).